Cada página que escribo
se me inflama de ti,
como el dedo en la llaga.
Tengo el corazón
floreciendo en tus laderas
sediento de primavera
esa que acaricia y envuelve
la que muere en las aceras
si no encuentra donde ir.
Cada sueño que dibujo
se me empapa de ti
como el beso que mata.
Sufre mi ilusión
clavada en el madero
padre del desconsuelo,
ése que apuñala y te deja
que te arrastres por el suelo
de la calle del dolor.
Cada estrella que alcanzo
se me escapa por ti,
porque nunca te tuve.
Vuelvo a ser feliz
con cada paso en silencio
que me saca del infierno
donde la vida es la muerte,
donde la muerte es lo eterno
que te queda por vivir.
Cada paso que doy me separa de ti.
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