lunes, 28 de junio de 2010

Los días en que todos fuimos buenos

Vino como el viento se derrama
una tarde de abril quiso traerla,
tiempo de vivir, tiempo que pasa,
horas que duelen cual te dejan.

Yo era un imberbe que soñaba
de día por parir cientos de versos,
todo por descubrir, siempre a la caza
de historias que guardar en el recuerdo.

Y llegaron las niñas con sus besos
los curas con sus credos
mi madre con el cuento del dinero.
Veinte duros era un cheque con ceros
y el banco el monedero
cansado y desgastado de mi abuelo.

Pero se fueron,
¿por qué se fueron
los días en que todos fuimos buenos?

La escuela se guardó nuestra inocencia
y el tiempo se encargó de nuestros miedos
mi vida era el stop de la impaciencia
dudaba entre los malos y los buenos.

Condenados a andar fuimos creciendo
colgados del reloj y de dinero
la barba me salió, fui maldiciendo
tan sólo ser el dueño de recuerdos.

Ahora espero a mi niña con sus besos
los curas se aburrieron
mi madre, por supuesto, lo primero.
Veinte euros no tapan agujeros
y el banco es un camelo...
mi abuelo sigue dándome dinero.

Pero se fueron,
¿por qué se fueron
los días en que todos fuimos buenos?

domingo, 27 de junio de 2010

Servilletas

Tras la resaca que me dejaron tus besos
junto a un trozo de alma empapada en sudor
me distraje mirando una oferta de sueños
un recuerdo cualquiera que no hablara de amor.

Ni de cuando juramos el "hasta la muerte por ti".
Los paseos si llovía, aquellas noches sin fin.
La calle de los pecados el porqué para vivir...,
acércate que te cuente lo que he escrito para ti.

Mis ojos te buscan soñando rincones
mi boca susurra entre dulce y callada.
Mis manos se colman de esencias perdidas
mis dedos jugando a trenzar una herida.

Tu cuerpo se curva, se quiebra, se ondula,
se rompe en pedazos la línea más pura.
Mis besos se hartan de hacer mil locuras
abriendo un camino en tu piel oscura.

Se abren los cuerpos, se extienden las alas
buscando la altura de noches soñadas.
Se queman los besos rompiendo en tu espalda,
se mueren las dudas tras de las miradas.

Y nace el silencio que empapa de lluvia
los cuerpos cansados mi boca la tuya.
Se mata muriendo, se muere matando,
se abraza pidiendo de nuevo otro abrazo.

jueves, 24 de junio de 2010

Quédate

Al fuego de los versos
divagamos presumiendo de palabras.
Junto al mar todo es eterno
sólo importa lo que murmulla el agua.

El mar se contonea
como el sabio que posee la verdad
mientras el tiempo se deshace con nosotros
en el bello juego de soñar.

En el rincón de los deseos
la luna se desnuda de su alma
y se mira muy coqueta en el espejo de una noche
que parece que no acaba.

El viento se ha parado
como un loco ya cansado de mirar,
suena un beso y va a juntarse con los otros
en la roca donde se parte el mar.

Quédate, suave, entre el deseo y el mar,
que las olas se harán cargo de tu ropa.
Prefiero este desierto a la ciudad,
el húmedo desierto de tu mar, el cálido regalo de tu boca.

A un paso

Estamos a un paso de la nada
a un suspiro de que todo sea un recuerdo
más lejos del dolor por lo que pierdo
a un milagro de un principio que se acaba.

Estamos a un minuto de perdernos
al filo de la espalda de la vida
cansado de lamerme las heridas
tratando de vivir entre lo muerto.

Maldigo las mujeres de mi vida
reniego de los años que he vivido
que me dejaron solo con mi pena.

Mañana moriría por lo que pidas
pasado llorarás por lo perdido
devuélveme el amor de mis poemas

domingo, 13 de junio de 2010

Caminito a Uruguay

Caminito a Uruguay, vaya osadía
mando barcos, papel con mis canciones
y besos de café (¡qué madrugones!)
mi cada amanecer para tu día.

En el décimo cielo donde habita
anda Raquel pleiteando con sus sueños
con su plata de ley, alma sin dueño
y su taza plagada de ratitas.

No me voy, ni me quedo, ni me pierdo
cantaré cada día en tu cocina
no es tan frágil el hilo del recuerdo.

No te tomes a mal si no aparezco
por tu doce de agosto, mis disculpas,
necesito escapar por unos días.

Anoche

Anoche mientras nadaba en el mar de tu espalda
buscaba un par de razones para no escapar
benditas sean las tiritas que curan el alma
malditas sean las heridas que no cerrarán.

Lo malo de no matarme fue seguir viviendo
lo raro es que regresaste y aprendí a morir
más vale pájaro herido que ciento corriendo
me quedo a ver si Cupido se aclara por fin.

Hoy pago mis desamores al cinco por ciento
a plazos dos corazones que no estrenaré
a fuerza de estar jodido pero contento
confieso que algo he vivido, no lo negaré.

Y contra pronóstico han ido pasando los años
ya sé que Sabina lo dijo en alguna ocasión
quién sabe si en los arrabales de los desengaños
comienzan los buenos finales para una canción.

jueves, 10 de junio de 2010

¿Cenamos?

He cenado yo no-cenas que no veas
he penado yo las penas a docenas
con buen queso se acabaron los problemas
y un buen cubo de tinto pa las venas.

Y si falla el promotor (dios no lo quiera)
o si alguna autoridad llegue a negarse,
pueda cielo jugar a conjurarse
y que el tiempo no acompañe (o sea, que llueva)

Da lo mismo que lo mismo da, jodidos,
yo no pienso cancelar lo de la cena
porque a falta de pan... Yo sólo digo

que nos vemos esta noche y medie el vino,
que aunque falte el pan en la alacena
lo importante es estar con los amigos.

A Flora Talavera

Admiro cada curva de tus letras,
cada verso arrancado de la entraña,
los sabores que evocas, la maraña
de recuerdos vestidos de poeta.

No te importen la rima ni el acento,
el compás o la mala ortografía,
si con uve o con be, ¡qué tontería!,
lo importante es que sale desde dentro.

Se me inflaman los aires de mi sierra,
la guitarra, el canto, los lamentos,
cada vez que apareces, flor al viento,
de una esquina vecina de mi tierra.

Dile al mundo lo que tengas que decirle,
con tu mechón de luna y tus cuartetos,
que se mueran de pena los catetos
que critican tu ardor de lengua libre.

Aunque lejos, sigo estando a tu vera
con mis años, mi canto y mi silencio,
no hace falta decirte que te aprecio,
hasta pronto, mi Flora Talavera.

Mi niña Candela

Mi niña Candela,
la de mis niños,
nacerá con los ojitos
de madre Argeme
y la boquita sedienta
de los migueles.

Mi niña Candela,
la perlita Seco Macías,
nacerá con más titos
de los que tiene
y será la reinona más linda
de mis papeles.

Mi niña Candela,
porque también será mía,
llorará en un hermoso sol sostenido,
olerá a pan recién hecho
y sabrá a hija propia,
como la luz de los amaneceres.
Y será la niña más lista,
y la más guapa,
y la más alta de mis canciones.

Cuando no nos mire
jugaremos a hacer
que no pasan los años,
compraremos el paso del tiempo
y envejeceremos nosotros,
a cambio de que sea siempre niña.

Mi niña Candela,
la de los ojos de madre,
la de la boca de padre...
¿Y de su tío cercano?
¿Qué tendrá de su tío?
Poco importa si nada tiene de mí,
porque tendrá besosmiles
y achuchones
y versitos con sabor a cuna
y piropos como claveles
y miradas perdidas
con sus cientos de arrullos
y su millón de nanas...

Ya lo verás,
Candela, mi niña.

Cuando falta un suspiro
para que vengas,
y el almanaque
pinte en agosto las primaveras,
ya maldigo los días
en que me faltes
y echo de menos cada beso
que aún no te he dado.

Cuando por fin aparezcas,
cuando estrenes el mundo,
tú no lo sabrás,
pero estaré por allí
orgulloso, feliz, embobado,
recorriendo tu cara en el duermevela
custodiando los sueños de mi Candela.