Sé que, como siempre, llego tarde
y para nada ya te sirven mis canciones,
mas concédeme el derecho a equivocarme,
no he encontrado otra manera para hablarte,
tú ya sabes que no entiendo de oraciones.
Sé que habrás colgado tu mochila en cualquier árbol
y que a tus botas les has dado vacaciones,
que has clavado tus plumas en lo alto,
por dejarle bien claro a los de abajo
que fuiste un maricón con dos cojones.
Sé que habrás pintado el cielo de colores
y que has guardado algunas flores para el invierno
y para meter a los de arriba en tentaciones
me imagino que andarás con intenciones
de organizar hasta excursiones al infierno.
Sé que sabrás que no te echo de menos
no me conformo con tener que recordarte
y si añorarte es asumir que te he perdido,
prefiero no añorarte, he decidido
sentarme en el camino y esperarte.
Bueno, Roberto, nada más,
que aunque tengo mucho que contarte,
si empiezo, no paro de hablar.
Y si estás donde creo que estás,
dile a ese que todo lo sabe
que otra vez se ha vuelto a equivocar.
jueves, 27 de mayo de 2010
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