martes, 9 de febrero de 2010

Casi haciéndose en un sueño

Suave,
como el beso del niño enfermo.
Dulce,
casi haciéndose en un sueño.

Pasa el tiempo
con un golpe incansable
de segundos imposibles, amargos,
sin retorno.


me miras, desde lejos,
con ojos de ansia
de matarme de amor.
Escribo,
no hallo otra forma
de menguar la espera,
que trazar un curvilíneo
camino de azul y comas.

El ángel del reloj
escapa en busca de compañera
y tú, la mía,
me abrazas como ayer,
con las manos del recuerdo
recorriéndome el alma.

Entonces sobran el tiempo,
la escritura, el verbo,
el corazón... y me
quedo anclado en la memoria
de los besos que hoy no tengo.

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