Nada reprocho al paso de los años
me acostumbré a la espalda de la vida
ya no me queda sangre en las heridas
curo con tiempo la voz del desengaño.
Siempre se vuelve al principio del camino
al desencuentro del centro del pasado,
¿volver a andar cada uno por su lado
o hacerle hueco al peso del destino?
No hay tres sin dos, ni lluvia que no cese
no hay asterisco que no encierre un mensaje
ninguna duda sin puntos suspensivos.
Lo que no fue en nada se parece
a las costuras que bordan mi equipaje
pero le doy acuse de recibo.
martes, 9 de febrero de 2010
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