viernes, 5 de febrero de 2010

Me lo dijo un haitiano

No me compres mi árbol caído
no puedes pagarme tanta soledad.
Y si hay dios que gobierne el destino,
le dices que estamos hartos de rezar.

Quédate los ojitos llorando
tú mirada, tu espanto
tu pena y tu pan.

Quédate tu maldita ceguera
que las manos más llenas
siempre tardan en dar.

Hoy que das, piensa en los que se quedan
que aún hay más, todavía quedan más,
hoy que hierve mi sangre en tus venas,
levanta la vista y aprende a mirar.

Cuánto vale que un niño pida ayuda entre el barro,
dime cuánto estarías dispuesto a pagar.

Ironías de la vida cuando nada se tiene
solamente la vida te pueden quitar.

Hizo falta que todo reventara en pedazos
para que nos miraran los hartos de pan.

Hizo falta olvidarnos una nube de arena
hizo falta enterrarnos...
hizo falta enterrarnos…..
para que nos vieran.

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